Nuestros precursores en la fe




Nuestra convicción de fe tiene sus raíces en el siglo 16 durante el tiempo de la reforma en Suiza. Los fundadores estaban enfocados en la lectura bíblica y mantenían, junto a Ulrico Zwingli, un círculo bíblico. Al contrario de los reformadores Lutero y Zwingli, estos fundadores sostenían que cada persona debe decidirse libremente por la fe, el bautismo y el discipulado.

El primer bautismo por fe se dio el 21 de enero de 1525 en Zúrich y la persecución no se hizo esperar. Los fundadores Conrado Grebel, Felix Mantz y Jorge Blaurock fueron detenidos y ejecutados. También el ex sacerdote Miguel Sattler, quien compuso la primera confesión de fe, posteriormente fue quemado vivo y su mujer ahogada. Los seguidores de esta corriente se denominaba bautistas o anabautistas. Ponían máximo énfasis en el discipulado (seguir en los pasos de Cristo), el bautismo por fe, la iglesia como hermandad, la oposición al juramento y la no violencia.


Discipulado (seguir en los pasos de Cristo)

La iglesia como hermandad

La oposición al juramento y la no violencia


Una imagen emblemática de la no violencia que muestra a Dirk Willems, quien rescata a su perseguidor del agua helada. A continuación, Willems fue detenido por su perseguidor y posteriormente quemado a fuego lento.

El movimiento anabautista se extendió rápidamente por Suiza, Alemania Sur, Bavaria, Austria, Bohemia y Moravia y fue perseguido cruelmente hasta desaparecer. Melchior Hoffmann llevó el fuego de este avivamiento hasta los Países Bajos. Aquí Menno Simons, un ex sacerdote católico convertido de Frisia, fue anciano de las iglesias bautistas perseguidas desde 1537. De él se deriva el nombre menonita. Se expandió aceleradamente por los Países Bajos, en Frisia Este y por la región del Rin. La cruel persecución empujó a muchos menonitas desde 1537 hacia la región de Danzig a orillas del río Vístula.

Aquí en Prusia han permanecido y evolucionado muchas comunidades menonitas con sus respectivas iglesias hasta que tuvieron que emigrar a razón del servicio militar obligatorio hacia la Ucrania (Rusia). Allí los ya bastante tradicionales menonitas experimentaron un avivamiento espiritual por medio de la recientemente nacida Iglesia de los Hermanos Menonitas en 1860, con un nuevo enfoque misionero. Solamente las personas renacidas fueron bautizadas luego de dar un testimonio personal de su fe. El bautismo fue por inmersión.

Después de la primera guerra mundial y el surgimiento del socialismo en Rusia, muchos menonitas emigraron hacia Norteamérica. En 1929, cuando en realidad ya estaban cerrados los límites de la Unión Soviética, milagrosamente un contingente de menonitas recibió el permiso de abandonar el territorio soviético. Como Norteamérica se negó a recibirlos llegaron finalmente al Chaco Central de la República del Paraguay. Ya en 1930 aquí se fundó nuevamente la Iglesia Hermanos Menonitas.